Si en nuestro ecosistema contamos con una mujer que aúna el espíritu emprendedor y la vocación investigadora, esa es Ángela Pérez. En su vida se dan la mano vocación científica y emprendimiento. Lo que se traduce en el desarrollo de varias empresas que han puesto a nuestra región en el mapa de la vanguardia de la biotecnología.

El año pasado recibió uno de los mayores reconocimientos mundiales a su trayectoria, el Premio Emprendedor de los Premios Jaume I, pero toda su carrera es un ejemplo de éxito y superación. 

A poco del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, repasamos con ella la necesidad de contar con estos días. Para reivindicar más políticas que redunden en una igualdad real en el ámbito científico en todos los niveles, desde la vocación, el acceso a la formación y los puestos de poder.

 

Científica y emprendedora, ¿has echado de menos referentes femeninos a la hora de desarrollar tu vocación y tus proyectos?

Por supuesto, hace tiempo que me di cuenta de que era incapaz de responder a una pregunta aparentemente tan sencilla como qué referentes femeninos tenía y decidí estudiar las vidas de algunas mujeres para adoptarlas como referentes. Hoy, puedo responder a esta pregunta porque me la he preparado, no porque me surja una respuesta espontánea. 

En lo que se refiere al talento científico femenino seguimos echando mano del puñado de mujeres archiconocidas y luchando porque este número aumente contra viento y marea. Aunque para ser justos, hay que reconocer que estamos consiguiendo sacar del anonimato a muchas mujeres que, durante el último siglo, de una manera callada y normalmente a la sombra de sus compañeros hombres, trabajaron, y mucho, en el avance de la Ciencia Española. 

 

¿Cómo crees que ha afectado y afecta esta falta de referentes a las mujeres?

Creo que afecta de dos maneras muy diferentes e igualmente negativas. Por una parte, hay mujeres que deducen que el éxito como científicas y emprendedoras debe ser tremendamente difícil de alcanzar ya que no es fácil encontrar ejemplos referentes, por lo que es mejor no intentarlo. Si fuera algo factible, habría más casos. Y es que creo que la practicidad es una cualidad muy típica de las mujeres.

Por otro lado, tengo otra teoría que es si cabe, peor, que se basa en lo que otras mujeres, donde incluyo especialmente a las de nuestras propias familias y amigas, esperan de nosotras. Es aquí donde nos adentramos en el resbaladizo camino de la conciliación y de los sacrificios profesionales, aspectos para los que las mujeres pareciera que estuviéramos evolutivamente mejor adaptadas que los hombres.  

 

El trato injusto a la mujer en la ciencia se ha dado en dos ámbitos. Por un lado, la historia ha olvidado y borrado a muchas mujeres que jugaron un papel clave en el desarrollo científico. Y, por otro lado, ha existido una desigualdad en cuanto al número de hombres frente al de mujeres en el ámbito de la investigación. ¿Crees que ambas situaciones se están subsanando? ¿Qué políticas echas en falta en este sentido?

Creo que en los últimos años se ha avanzado enormemente en lo referente a la igualdad de género. Solo hay que pensar un poco en aquellas cosas que no podían hacer nuestras abuelas, por los valores en que fueron educadas y compararlos con los nuestros. En este contexto, la ciencia no podía ser una excepción, donde el talento femenino ha sido históricamente borrado de forma consciente. Por tanto, yo animaría a la sociedad en bloque y a nuestra clase política en particular, a no levantar el pie del acelerador en lo que se refiere a la implantación de medidas que tengan que ver con la absoluta igualdad de oportunidades en cuanto a la ocupación de puestos, sobre todo los de responsabilidad, salarios y medidas de conciliación. 

 

En nuestro país son más las mujeres universitarias y desde hace unos años, son más en algunas carreras STEM. ¿En qué momento se rompe su trayectoria? ¿Por qué no vemos estas tendencias en puestos de responsabilidad en las empresas o en importantes trabajos de investigación?

Yo creo que estamos, por fin, confirmando la tímida reversión de una tendencia que hace una década estaba muy lejos de la paridad. Hoy en día es cierto que podemos decir que ha aumentado el número de mujeres que se decanta por seguir una vocación de las llamadas STEM. Sin embargo, esto no debe hacernos bajar la guardia y, todo lo contrario, ahora es cuando debemos ser más persistentes en la aplicación de las medidas que están provocando este cambio. 

Pero no nos engañemos, una cosa es hacer campaña entre nuestros jóvenes preuniversitarios a favor de la urgente necesidad que tendrá nuestra sociedad de científicas e ingenieras en un corto plazo de tiempo y convencer, a ambos sexos por igual motivándolos con puestos de trabajo estables y bien pagados, y otra muy diferente es pensar que nuestra sociedad y nuestra clase política esté aplicando medidas éticas y legales suficientes para convencer a nuestras adultas en edad reproductiva, para que opten a puestos de responsabilidad, ya que las tareas de crianza se repartirían de forma equitativa. En esta etapa nos falta experiencia, cultura y mucha concienciación.

 

Comentabas en un artículo de opinión el año pasado, con motivo de este día, que habías visitado una empresa en Barcelona dirigida por una reputada científica donde no habías visto ningún técnico, pero que este caso era un espejismo, pues todavía las mujeres tienen escasa presencia en la mayoría de ámbitos científicos y órganos de poder. Danos tu radiografía de este sector.

Nada me gustaría más que destacar un cambio de tendencia en la posición que ocupan las mujeres en los órganos de gobierno de las empresas científicas y poder decir que, de un año a esta parte, he visto más casos como este ejemplo de Barcelona pero, lamentablemente, he de reafirmarme en lo extraordinario que es encontrarse un caso así. Seguimos teniendo un porcentaje pequeño de ejecutivas y los pocos casos que tenemos tienen en común que son ellas mismas las máximas accionistas de sus empresas. El panorama actual es aún desolador. Pocas directivas y menos propietarias de empresas científicas y tecnológicas.

 

Un repaso a tu trayectoria deja entrever que has roto muchas barreras, como la de crear una empresa pionera siendo muy joven u ocupar cargos representativos destacados. ¿Cómo ha sido este camino?

Muy duro y lento. Mi escasa formación en materia de gestión empresarial me llevó a avanzar en mi proyecto con base en el binomio ensayo y error. Un camino lleno de sacrificios que hubiera sido más llevadero en caso de haber tenido formación específica y un equipo de socios y trabajadores con experiencia en el tema. Hoy día nuestro ecosistema emprendedor está mucho mejor estructurado, lo que permite a los nuevos emprendedores rodearse de experiencias y contactos muy útiles para avanzar más rápido y de forma menos penosa. 

 

¿Se incentiva en nuestra región el desarrollo del talento científico femenino? ¿Y el carácter emprendedor? 

Sería muy injusto decir que no existen iniciativas en nuestra región que fomenten el desarrollo del talento científico y el emprendimiento femenino. Hay algunos colectivos, tanto públicos como privados, preocupados y sensibilizados con estas materias: Evap, Fundación Lab o València Activa son algunos ejemplos de entidades que integran en sus agendas actividades que dan visibilidad y fomentan el talento femenino, aunque lamentablemente la suma de estos esfuerzos sigue siendo insuficiente para cambiar los malos datos que año tras año aún arrojan las estadísticas. Estas materias siguen estando muy lejos de las prioridades de los políticos que nos gobiernan y por tanto, alejadas del sentir de una parte importante de la sociedad. Necesitamos que se hable más para tener una mayor visibilidad en todo tipo de foros y medios de comunicación

 

¿Qué le dirías a las mujeres y niñas que nos lean?

Que emprender y sobre todo en ciencia, es sinónimo de elegir. Imaginaos un trabajo en el que tu esfuerzo se traduzca en mejorar la calidad de vida de las personas. En el que cada día trabajes en algo diferente y que te vayas cada noche a la cama siendo un poquito más sabia y reconociendo que has desarrollado un importante papel para una sociedad mejor y más justa. El camino del emprendimiento científico es duro pero la recompensa es enorme, incluso diría que sorprendentemente grande para aquellas que lo consiguen.

 

 

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