Fresh People, la startup con la que las empresas más innovadoras evolucionan su gestión del talento, ha pasado de facturar 80.000 euros a prever cerrar el ejercicio de 2023 en más de dos millones y medio. Venden en más de 5 países y a través de su modelo innovador promueven una gestión del talento útil, escalable y en tiempo real gracias a su integración de servicios y software.

Inspirado por la figura de su abuelo, José J. Burgos, fundador y CEO de Fresh People, apuesta por la mejora constante y por rodearse de un equipo que comparte su visión de la organización.

 

¿Cómo surge la idea de fundar Fresh People? 

Tuve la suerte de que mi abuelo fue de los primeros directores de Recursos Humanos que hubo en España y siempre fue una persona muy innovadora en cuanto a que la relación entre empresa y empleados fuese algo que fuese mucho más allá del concepto clásico y a escuchar a las partes para ser capaz de alinear las ideas. También en el sentido de generar soluciones que realmente aportan valor.  

Fresh People es mi manera de seguir sus pasos. Nos encontramos en un contexto de negocios cambiante. Cómo las organizaciones gestionan a las personas, que al final es el canal a través del cual suceden los negocios, va a ser cada vez más relevante. 

 

Además de asesorar cómo las empresas tienen que gestionar a sus equipos, tú también gestionas tu propio equipo. 

¡Claro! Nosotros somos casi 30 personas en un entorno de rápido crecimiento, lo que lo hace más complejo. Al final estamos teniendo la oportunidad de aplicar nuestras propias soluciones. 

 

¿Y es fácil estar alineado en tu empresa con lo que tú propones como asesor?

Como compartimos situaciones con un montón de compañías y también lo vivimos en nuestras propias carnes, consigues empatizar mucho más con los retos que tienen las organizaciones. Con lo cual la calidad de las soluciones que propones tanto desde la parte de servicio como desde la parte de software, que al final se entrelazan, es muchísimo mejor. 

Mi sensación es que cuanto más crecemos como compañía, mejores soluciones proponemos a nuestros clientes, porque nuestros retos internos nos hacen reflexionar. 

 

¿Cómo habéis vivido el crecimiento experimentado en estos tres años de trayectoria?

Crecer nunca es gratis, implica varios retos, tanto a nivel económico de ser capaz de acompañar a la compañía en la inversión que necesitas para poder crecer de forma eficaz y de forma sostenible; como desde el punto de vista humano, sobre cómo ir atrayendo, alineando, desarrollando y acompañando a todas esas personas que traen  nuevas inquietudes y nuevos conocimientos que hacen que tu organización pueda  evolucionar. 

En mi caso ha sido fácil porque tengo una premisa que es contratar siempre a gente mucho mejor que yo. Todos estamos inmersos constantemente en un proceso de evolución y aprendizaje, para no quedarnos estancados. 

En cuanto evolución económica, hemos pasado de facturar en 2020, en plena pandemia, no llega a 80.000 euros a estar por encima de los 2 millones y medio de facturación este año. 

 

¿Cómo se gestiona ese salto? 

La clave es no tener miedo a contratar personas relevantes y potentes para la compañía y, sobre todo, asegurando que esas personas y tú compartís una misma forma de ver la organización y sobre todo, unos valores. Creo que es lo fundamental y en lo que más suerte hemos tenido en Fresh, porque hemos contratado personas que compartían y comparten unos valores y una forma de entender ciertas cosas que hace que todo lo demás sea mucho más sencillo. 

 

Comentabas que tu abuelo fue un pionero en cómo se concibe la relación entre organizaciones y personas. ¿Está el tejido empresarial convencido de la importancia que tienen sus equipos? 

Tengo mi propio titular para esto: si quieres resultados del siglo XXI tienes que trabajar en la gestión de personas del siglo XXI.  

Cada vez más organizaciones se están dando cuenta de que para optimizar y mantener los resultados que tenían en el pasado, ahora necesitan sí o sí que su gestión de personas esté alineada con esa evolución y esto implica que necesitan perfiles con habilidades totalmente distintas, que tienen unas inquietudes totalmente distintas y que necesitan un tipo de gestión muy diferente de la gestión tradicional que se ha hecho en España.  Este cambio de mentalidad está sucediendo a marchas forzadas en muchísimas compañías. 

El tejido empresarial está cada vez más interesado y más abierto a evolucionar su método de gestión. 

 

¿Cómo es vuestro método de trabajo? 

Nosotros tenemos una metodología sobre la que trabajamos distintos focos relacionados con la gestión de personas que enlaza servicios y software. Esta metodología nos permite identificar el reto que tienen las compañías y construir y trabajar con ellas los nuevos marcos de acción.

Dividimos nuestro trabajo en tres fases: identificamos y desarrollamos estos marcos de acción, vemos cómo integrarlos en el día a día y, por último, a través de la tecnología  cogemos todo eso que hemos construido y esa integración para que pueda utilizarse de forma muy sencilla, reduciendo al máximo la carga cognitiva de las personas que tienen que llevar a cabo este tipo de procesos. 

Sobre esta última fase, llevamos 5 meses trabajando en una capa de inteligencia artificial que pueda, de forma proactiva, ir ayudando a mejorar cuando nosotros ya hemos  pasado por esta empresa.

 

En los últimos tiempos no paramos de escuchar que hay falta de talento. ¿Cómo se puede retener el talento en esta época de cambios? 

Aquí hay que señalar que los ciclos de talento en una empresa ya no son de 20 años. Se han acortado mucho. Cinco, cuatro años dentro de una compañía podría considerarse un éxito absoluto.  

Además, tenemos que entender que no se trata de retener al talento, como tampoco se trata de retener a los clientes, sino de fidelizarlos. No tenemos que crear prácticas para hacer que la gente se quede en la organización, sino que tenemos que construir culturas y entornos con los que a la gente le apetezca quedarse dentro de la empresa y crecer en ella. 

Los retos que enfrentamos ahora son: cómo las personas dentro de las organizaciones  pueden crecer y desarrollarse, cómo su manager se convierte en ese o esa líder que realmente les da feedback de calidad, les permite aprender, crecer y alinea sus objetivos personales con sus objetivos dentro de la compañía; y, en tercer lugar, saber contratar a personas que  tengan una serie de valores que conecten con los valores y el propósito de la compañía. 

 

En cuanto a la organización del trabajo y la transmisión de la cultura empresarial, uno de los retos más importantes es el del teletrabajo y los nómadas digitales.

Se trata de un reto gigante y es que tenemos que repensar qué significa la cultura de la organización y cómo sucede.

Hay una realidad: si no gestionas la cultura de tu organización será un accidente pero siempre habrá una cultura. En el trabajo presencial existen más oportunidades de gestionar esta cultura por lo que el desafío es generar estos espacios y oportunidades cuando se trabaja en remoto.  

 

¿Cómo pueden hacerlo las empresas sin forzar estos espacios en el plano remoto?

La base es la misma que en el trabajo presencial, la confianza. Las organizaciones tienen que trabajar de forma constante sus relaciones de confianza entre todos sus miembros.  

Se trata de mostrar que se apuesta por eso, por generar espacios donde la gente hable y comparta ideas en un contexto seguro. Es cierto que al principio estas cosas tienen que sonar forzadas, pero acaba fluyendo. 

También costó muchos años aprender a dar feedback a las personas con las que trabajamos y ahora lo vemos con naturalidad.  

 

Contáis entre vuestra clientela con grandes multinacionales, como Inditex, ¿se puede competir desde Valencia con el tejido empresarial de Barcelona o Madrid?

El tejido empresarial innovador de Valencia es cada vez más atractivo, más ilusionante.  Y es amable. Desde mi punto de vista se trata de competir, sino de contribuir. Aportar soluciones, nuevas compañías, centros de innovación, lugares donde pasan cosas, … y compartirlos con Madrid y Barcelona o Málaga para que al final todos tengamos esta capacidad como país  de tener distintos centros donde suceden cosas. 

Son aspectos que marcan la diferencia. Estamos viendo cómo un montón de compañías grandes están trayendo sus sedes o departamentos a Valencia. Esto demuestra que la apuesta se refrenda. Es un orgullo y una ilusión ver la amabilidad con la que el tejido valenciano acoge empresas y quiere compartir y colaborar. Nosotros tenemos aquí nuestra sede central y oficinas en Madrid, Barcelona y Miami.

 

¿Cómo surgió abrir una oficina en Miami? 

Son casualidades que van sucediendo. Nosotros entendíamos que una vez que habíamos conseguido vender en algunas capitales europeas, había que encontrar una manera de poder tener oportunidades en Estados Unidos y Latinoamérica.  

Hicimos un acuerdo inicial con Endeavor Miami para empezar a establecernos allí. Luego fuimos acudiendo a las distintas misiones del Gobierno valenciano y Startup Valencia. Y, poco a poco, hemos ido generando una red propia con inversores, colaboradores, partners y clientes que nos está permitiendo ir creciendo en esta dirección.  

Miami es un lugar muy interesante en el que estar para aprender y conectar muy bien.  Ahora bien, vender en Estados Unidos para una empresa española es un reto inmenso que no se soluciona en cuestión de meses, hay que estar y persistir. 

 

Hace un par de años decidisteis apostar por el ecosistema innovador valenciano colaborando con Startup Valencia. ¿Qué balance hacéis? Debe ser bueno porque renováis compromiso. 

Sentimos profunda gratitud. Para nosotros Startup Valencia ha significado un lugar donde nos hemos podido encontrar y sentir una startup que podía colaborar y compartir con otros. 

Creo que esta misión que está persiguiendo Startup Valencia, de que el ecosistema valenciano sea innovador y referente y haga que las generaciones que vamos llegando a emprender tengamos un terreno más fértil para hacerlo, es alucinante. Estamos encantados de apoyar y de seguir empujando en esa dirección.

Hace 20 o 15 años emprender en Valencia, y más en una parte innovadora o tecnológica, era muy difícil y hoy las oportunidades para poder hacerlo con éxito son muchísimo mayores. 

 

También habéis participado en Valencia Digital Summit, ¿qué supone para el ecosistema innovador valenciano este evento tecnológico internacional y cómo ha sido vuestra experiencia? 

Es muy interesante, porque al final están consiguiendo llamar la atención de muchos agentes internacionales que quieren venir al evento y que quieren formar parte. Parece que todas las ciudades innovadoras necesitan su evento estrella, que aglutina a distintas personas y permite dar a conocer el ecosistema. Creo que Valencia Digital Summit lo tiene más difícil que otros entornos y, aun así, lo está haciendo genial. Estamos encantados porque es la manera de seguir dando a conocer el ecosistema y a las personas que estamos trabajando aquí, los proyectos, y fomentar esa conexión constante.

 

 

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